Este es un rostro vergonzoso de nuestra ciudad. Manifestaciones de barbarie moral. Muestras de la más elemental falta de consideración de algunos de sus habitantes. Aquellos que de manera regular torturan a sus vecinos con ruido. Aquellos que se erigen como dueños del espacio como señal de poder. Imponer a los otros un sonido no deseado, perturbando su tranquilidad, descanso o sueño, es una forma de violencia física. Esta Cruzada nació con el fin de dar voz a los afectados por estos abusos de poder. Desde que la iniciamos hemos logrado algunas cosas: hacer visible el problema, alentar a las autoridades a asumir su responsabilidad de proteger a los vecinos afectados, y provocar en algunos empresarios el sentido de responsabilidad con su entorno. Pero nada de esto es suficiente todavía. Las policías siguen negándose a acudir al llamado del reporte de ruido vecinal. Muchos negocios siguen siendo insensibles con el sufrimiento de sus vecinos. Las dependencias de los Ayuntamientos no tienen recursos humanos ni técnicos suficientes para sancionar el ruido con efectividad. Sus protocolos son obsoletos, y pese a los esfuerzos de algunos funcionarios, el ruido sigue quedando impune. Este estado de cosas sigue siendo inaceptable.
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